Pinto, del Clúster de la Edificación: «En la construcción hay mucho talento que no se está aprovechando»

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Pinto, del Clúster de la Edificación: «En la construcción hay mucho talento que no se está aprovechando»

FUENTE: Idealista.com

Desde su creación, el Clúster de Edificación ha contribuido al desarrollo económico potenciando la creación de mejores entornos urbanos, siendo su propósito principal innovar en la edificación.

Como organización abierta a la participación de sus asociados, promueve la innovación y la formación en I+D+i en beneficio de la cadena de valor de los edificios.

Miguel Pinto, director gerente del Clúster de la Edificación, concreta la ardua labor que desempeñan los grupos de trabajo integrados por los distintos socios para hacer que el inmobiliario continúe siendo un sector con buena salud.

Más de 100 socios, entre empresas, universidades, centros tecnológicos, entidades y administraciones públicas, conforman el Clúster de la Edificación. ¿Qué visión del sector tienen en común para trabajar en la misma línea?

Compartimos la creencia de que en la edificación hay mucho talento que no se está aprovechando. No cabe duda de que tenemos buenos profesionales, pero sí una ausencia de comunicación eficiente entre ellos. Necesitamos una comunicación que rompa los silos habituales del sector y que genere valor. Este es el principal propósito del Clúster de la Edificación, ser un espacio colaborativo entre los diferentes agentes de la edificación.

El Clúster es conocido por los estudios que realizan sus distintos grupos de trabajo. ¿Cómo consiguen la cooperación necesaria de empresas que normalmente entran en competencia?

Eso es precisamente lo que vinimos a cambiar: que se genere un espacio de confianza entre las partes. Ya desde el segundo día de trabajo quedó muy claro que el 80% de los problemas son comunes. Por lo tanto, en un sector tan atomizado como el nuestro, respuestas individuales a estos desafíos pueden tener mucho mérito, pero carecen de masa crítica. Así que, al tercer día, la mayor parte de los asociados comenzó a trabajar de forma colaborativa.

¿Es la industrialización una alternativa real a la rehabilitación tradicional? ¿Sobre qué elementos del edificio se podría intervenir integrando soluciones o sistemas industrializadas?

Tenemos un grupo de trabajo que trabaja precisamente en eso, en la industrialización de la rehabilitación, y no cabe duda de que es el mayor desafío. Desarrollar elementos en fábrica para colocar en edificios ya construidos – todos ellos con sus particularidades – choca con la estandarización que la industrialización exige. Sin embargo, tiene dos argumentos a su favor versus la construcción tradicional: la circularidad y la rapidez. El primero porque son elementos que se pueden deconstruir y reaprovechar en el futuro; el segundo porque son mucho menos invasivos para los vecinos que tienen que sufrir la obra de rehabilitación. Por estas razones es de esperar ver cubiertas y fachadas industrializadas en la rehabilitación ingente que nos toca hacer.

Desde el Clúster están promoviendo la existencia de un contrato colaborativo entre promotor y constructor para evitar desvíos de precios, plazos y calidad de materiales en los proyectos residenciales, ¿qué debe contener dicho contrato para que sea ventajoso para los distintos agentes intervinientes y el potencial comprador?

Este problema ilustra muy bien por qué el talento que existe no logra superar la inercia de desconfianza instalada en el sector entre los dos principales agentes de la edificación. Para el impacto que tienen estos problemas en el cliente final y en la reputación del sector, el contrato colaborativo quiere alinear los intereses del promotor y del constructor en fase de proyecto básico. Es decir, que el contratista principal no entre en proyecto de ejecución donde ya está todo definido, sino que opine sobre el proyecto desde un momento inicial. Y no se trata de un contrato de adjudicación de obra y menos de un IPD (Integrated Project Delivery). Es pronto para hablar de eso en España. Este es un acuerdo que se puede implantar mañana mismo y donde el grupo de trabajo ha previsto todas las salidas posibles para ambas partes. Eso sí, con el propósito de que al traer este talento a una fase de diseño más inicial se eviten la mayoría de incidencias que se suelen dar.   

La sostenibilidad se ha convertido en el eje sobre el que gira cualquier actividad económica, ¿sigue existiendo el “greenwhashing” en el sector de la edificación?

Es normal que una empresa quiera aparentar más de lo que realmente hace. Siempre lo hizo y siempre pasará. Pero también creo que la normativa funciona. Es decir, si queremos evitar comportamientos poco éticos y realmente ver resultados, pivotemos la discusión a la norma. Establecer qué cosas no se pueden hacer y, sobre todo, premiar a quien demuestre ser sostenible. Me refiero a que los pliegos públicos exijan un grado de industrialización de componentes en los edificios, una alta calificación energética, la gestión y valorización de los residuos de obra, fomentar la introducción de materiales más sostenibles en la edificación… Promover las financiaciones blandas y subvencionar estas prácticas es apostar por la I+D+i y la sostenibilidad del sector.

Según un reciente estudio elaborado por el Clúster, una vivienda nueva registra de media 35 incidencias cuando se entrega, o lo que es lo mismo, en una promoción residencial de 100 pisos hay que revisar 3.500 incidencias en un mes. ¿Cuáles son las principales causas del origen de estas incidencias?

El trabajo del grupo que elaboró este estudio discrimina por oficio dónde se dan estas incidencias y lo que pretende es, efectivamente, detectar su origen e innovar en el proceso para evitarlas. Y el origen de estas incidencias se puede encontrar en las fases más tempranas del diseño del proyecto. Actuar aquí es fundamental para aportar soluciones constructivas idóneas. También en la fase de ejecución de obra es crítico el control de calidad dando relevancia a las instalaciones y todas sus pruebas finales. Además, implementar unos listados exhaustivos de preventas facilitará el tránsito entre obra y la post venta, ya que muchas de las incidencias que a ojos del cliente son problemáticas son, sin embargo, muy fáciles de resolver. Debemos aprender de otros sectores cómo trabajar expectativas.

El desconocimiento de la nueva Ley de Residuos, así como cierto retraso en la implementación de las actuaciones para una correcta gestión de los materiales, hace que tan solo el 25% de las constructoras cumpla con la normativa. ¿Hasta qué punto el sector se responsabiliza realmente de ello y qué medidas está tomando?

Me temo que esta es una asignatura pendiente. El objetivo es reutilizar los residuos de obra en nuevos ciclos productivos y estamos lejos todavía de separarlos de forma correcta en obra. Me temo de nuevo que, o toca al bolsillo, o no avanzaremos. O hay sanciones para quienes incumplan y medidas que fomenten el reaprovechamiento, o la correcta gestión de los residuos no será algo generalizado en el sector.

¿En qué procesos constructivos es más evidente la transformación digital del sector?

La transformación digital ha entrado en el sector en aquellas áreas donde es más fácil implementarla: en la elaboración de proyectos (software BIM, por ejemplo) y en la comercialización del producto (visitas virtuales, realidad aumentada, etc.). Está todavía verde en los procesos constructivos, sobre todo porque los modelos BIM no se definen lo suficiente en la obra para poder utilizarlos allí. En todo caso, la industrialización de componentes está exigiendo esta transformación. Es necesaria una ingeniería de detalle y una trazabilidad de los elementos industrializados (baños, fachadas, cubiertas, escaleras, balcones, estructura, etc.) que solo son posibles con la digitalización del sector. De hecho, el Ministerio de Industria está apoyando un proyecto del Clúster que busca esto precisamente.

 ¿Hacia dónde cree que tiende la edificación en nuestro país? ¿Qué modelos deberíamos copiar de los países de nuestro entorno?

La obra civil en España es puntera a nivel mundial, pero la edificación tiene mucho recorrido para crecer y creo que en 10 años será mucho más industrializada, digital y sostenible. Además, tampoco considero que deba copiar a ningún país sino, más bien, adaptar algunas prácticas que tengan sentido en nuestro mercado inmobiliario. Insisto en que creo que tenemos aquí lo que necesitamos: talento humano, capital, tecnología y, pese a algunos disgustos, un entorno jurídico/administrativo favorable.

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